Parece un juego de palabras, pero en realidad a lo que nos referimos
es que el aprendizaje de los niños comienza desde la cuna.
Desde que los hijos nacen, los padres les enseñan
un modo de abordar la realidad y adaptarse a ella.
Cada familia enseña una modalidad distinta que
luego el niño traslada a la escuela.
Por eso, papis y mamis, aunque no siempre lo tengamos en cuenta,
somos nosotros quienes les enseñamos a nuestros hijos el modo de
aproximarse a la realidad.
Los padres pueden variar su forma de comportarse
en relación con la conducta de aprendizaje de sus hijos:
-algunos crean dependencia o inseguridad;
-otros, exigencia; otros, estereotipia.
Esta actitud de los padres generará un
modo específico del niño de acercarse al objeto de estudio:
-algunos lo abordarán temerosamente como algo
extraño a lo que se acercan;
-otros intentarán apropiarse de él lo más
rápidamente posible, motivados por un deseo de destacarse;
-otros siempre lo harán del mismo modo,
caracterizándose por la rigidez.
Es la escuela, el lugar donde se va a detectar el modo en que el niño
tiende a aproximarse al conocimiento. Si éste es erróneo, se tratará
de corregirlo.
La maestra, los padres y el psicopedagogo de la
escuela trabajarán para crear en el niño un buen vínculo con lo
desconocido.
¿Qué puedes hacer para estimular a tu hijo?
· Explicar con paciencia aquello que te pregunte.
· Compartir experiencias de juego.
· Compartir experiencias prácticas de la vida real, como cocinar, ir
de compras, etc.
· Estimular su curiosidad.
·Hacerlo responsables de pequeñas tareas (el
orden de su cuarto, sus juguetes, etc.)
De esta manera, con pequeñas cosas prácticas,
todos los días, el niño se irá forjando una personalidad apta y
receptiva para el conocimiento que le inculquen en la escuela.